Las
personas somos esclavas de nuestros propios pensamientos, muchas veces estos
vienen condicionados por el contexto en el que nos desarrollamos, otras veces
por la educación que hemos recibido y otras muchas de manera innata.
Podríamos
decir que somos prisioneros de nuestra propia mente, y su actividad refleja a
fin de cuentas nuestra personalidad, justifica nuestra manera de pensar y
nuestra interacción con el mundo. Esto es un hecho, no se puede cambiar ya que
así es como funcionamos y en gran medida gracias a esto logramos diferenciarnos
del resto de los animales, para lo bueno y para lo malo.
Sin
embargo, dentro de la mente y perdiéndonos en la inmensidad de funciones que
esta realiza encontramos la capacidad de imaginación, esta capacidad es en mi
opinión una herramienta imprescindible para poder creer en nuestros sueños. Soy
de los que piensa que si puedes verlo, puedes hacerlo.
Deberíamos
enseñar a utilizar la imaginación y a valorarla como una capacidad realmente
valiosa, pues gran parte de la gente tiende a perderla en el momento que llega
su madurez, y considero de todo corazón que la imaginación no es más que un
viaje gratuito que permite marcharnos por unos instantes de la esclavitud de
nuestros pensamientos.
Invito
a todas las personas a que nunca dejen de
imaginar, a que crucen las fronteras de lo establecido y que por unos
instantes recuperen al niño que todos llevamos dentro.
Quizás
imaginar sea el primer paso para conseguir tus sueños.
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